lunes, 28 de junio de 2010

Prefiero

Si del polvo venimos y al polvo volvemos, ¿Qué es lo que queda?
La muletilla del Carpe Diem no cansa de romperme las bolas, y la pérdida de conocimientos momentáneos se empieza a fugar dejando recuerdos. Recuerdos pero recuerdos con rencor. Nada me gusta ya, las cosas van perdiendo sentido y al mismo tiempo voy dejando a las cosas sin sentido, porque ya no tiene sentido tener un sentido. Al igual que esto, no tiene sentido. Sin embargo, los sentidos de siempre son los que no importan. Y aquellos que generan sentimientos inexplicables están ganando el partido. Vivir el día, saborearlo, gozarlo, no alcanza. Lo que esta mas allá tal vez alcance... quizás si. ¡O quizás no! Ni lo que esta, ni lo que fue, ni lo que será. Entonces, ¿con qué te quedas?
Me quiero quedar con todo y a la vez con nada. Me quiero quedar con los extremos y con el medio. No tirar al medio esta vez. Pero tampoco tirar a un lado, ni mucho menos tirar a nada, y ni siquiera pensar en tirar a todo, eso no, ni a palos.
Entonces, ¿con qué te quedas? Si todo esta tan roto y mal parado que pierde los estribos en cualquier meditación del tercer sorbo de botella, si todo esta tan roto y mal parado que apenas si puede saborearse una calada sin sentir las nauseas de la resaca del día siguiente, si todo esta tan roto y mal parado que no tiene arreglo y a la vez tiene todas las de ganar, ¿con qué te quedas?.

¿Yo? Como el salmón, me quedo con el vicio, la música y el amor.

martes, 15 de junio de 2010

Dientes apretados

A veces hay situaciones que son difícil de entender, sobre todo cuando es la primera vez que uno las enfrenta. Hoy me toco una de esas. Nunca había despedido a un ser querido "cristianamente".
Pensé que me iba a sentir helado, que la piel se me iba a erizar, que mas abiertos los ojos no los iba a poder tener. Entonces uno llora.
También pensé que una mente racional entiende que a veces, simplemente, es mejor así. Que en aquel lugar eterno las almas encontraran la inmensidad y la gloria en todo su esplendor. Entonces uno sonríe.

Hoy tuve momentos de un tipo y de otro.
Hoy tuve momentos de tranquilidad, rozando lo bizarro, al entender la muerte como un paso mas de la vida, y, a la vez, como un un nuevo despertar, un nuevo camino, completamente desconocido, que da miedo, pero que con los dientes apretados se debe emprender.
Hoy tuve momentos escalofriantes, rozando lo bizarro, al atravesar un sendero, con aire helado en la frente y los pies congelados por la temperatura bajo cero, sosteniendo con los dientes apretados el cajón donde descansaría para siempre.

Sin embargo, a pesar de estar tirando al medio, un momento de lucidez se me acerco, y me hizo entender que ahora él vivía en mi, desde hoy y para siempre, una parte de él iba a estar en mi, pero no solamente en la memoria y el recuerdo, sino también en las convicciones. Porque conocer a una persona como él fue también conocerse a uno mismo. Y es por eso que siempre sabré que soy de boca y peronista, por y, espero, como mi abuelo.

lunes, 7 de junio de 2010

Pensar en crudo

Todo parece tan raro, todo va tan rápido. Miles de cosas pasan a cada segundo y sentís que seguís ahí, parado, bien o mal, en el mismo lugar. En la autopista de las ideas un millón de imágenes y palabras usadas y nuevas transitan sin saber a donde ir. Hay algo ahí dando vueltas que, para entenderlo, comprenderlo e interpretarlo precisa quedarse quieto un segundo. En ese instante de introspección es donde te podes concentrar para mirar esa idea con claridad y abrir los ojos.
Con los dientes apretados tratas de buscar bien hondo el por qué de esa idea que se te cruza por la cabeza y quedo picando. No queres perder esa idea, que esta ahí, en algún lugar.
Mas apretas los dientes para concentrarte y obtener una respuesta, mas apretas esos pensamientos en crudo del día a día en los quemas tu vida.

Y así surge este blog, a suerte de acondicionar esas ideas, darles un orden, organizarlas; a suerte de lograr un efecto catarsis; a suerte de tener un lugar donde las palabras queden y no haya brisa que se las lleve. Penetrando en la abultada autopista informática, en la red de ideas, imágenes, vídeos, colores, brillos, luces ¡todo parece tan raro!, ¡todo va tan rápido!. Y sin embargo, estas ideas también se quedan ahí, en ese mismo lugar, en el que todo esta roto y mal parado.

Tirando al medio

Últimamente tengo ganas de decir tantas cosas, pero se que esas tantas cosas implicarían muchas otras cosas que no es que las quisiera evitar, sino que siento que no es el momento para que sucedan.
Me siento a veces como ese púber con ganas de salir a la calle a los tiros y a los gritos de ¡viva la revolución!
Y a veces me siento como ese vejete experimentado, pero en sus años de adulto joven, que sabe que primero hay que sentar las bases sociales para el cambio. Bien así sea dado el momento, ¡estallar!

Estoy ante una bifurcación, y no tomo camino alguno, sino que atravieso por el medio, deseando, esperando, sintiendo, que tal vez, en algún punto, haya un solo sendero claro el cual seguir. Como a la vigilia de que la situación se resuelva sola o, tambien, ante la negación de querer asumir responsabilidades.
Entonces, ¿estoy a la espera de que suceda algo? Sí, a la espera de que se me caiga una idea de la cabeza y así, poder actuar en consecuencia.