lunes, 28 de junio de 2010

Prefiero

Si del polvo venimos y al polvo volvemos, ¿Qué es lo que queda?
La muletilla del Carpe Diem no cansa de romperme las bolas, y la pérdida de conocimientos momentáneos se empieza a fugar dejando recuerdos. Recuerdos pero recuerdos con rencor. Nada me gusta ya, las cosas van perdiendo sentido y al mismo tiempo voy dejando a las cosas sin sentido, porque ya no tiene sentido tener un sentido. Al igual que esto, no tiene sentido. Sin embargo, los sentidos de siempre son los que no importan. Y aquellos que generan sentimientos inexplicables están ganando el partido. Vivir el día, saborearlo, gozarlo, no alcanza. Lo que esta mas allá tal vez alcance... quizás si. ¡O quizás no! Ni lo que esta, ni lo que fue, ni lo que será. Entonces, ¿con qué te quedas?
Me quiero quedar con todo y a la vez con nada. Me quiero quedar con los extremos y con el medio. No tirar al medio esta vez. Pero tampoco tirar a un lado, ni mucho menos tirar a nada, y ni siquiera pensar en tirar a todo, eso no, ni a palos.
Entonces, ¿con qué te quedas? Si todo esta tan roto y mal parado que pierde los estribos en cualquier meditación del tercer sorbo de botella, si todo esta tan roto y mal parado que apenas si puede saborearse una calada sin sentir las nauseas de la resaca del día siguiente, si todo esta tan roto y mal parado que no tiene arreglo y a la vez tiene todas las de ganar, ¿con qué te quedas?.

¿Yo? Como el salmón, me quedo con el vicio, la música y el amor.

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